Prólogo

Prologo

En el mundo no existe alegría más sincera, que la de ver a                                     una alma que se le abre a uno. Esa alegría que sientes. Nada es incomparable. Ese amor de “perros” el que te hace cambiar de actitud. El que te hace ser bipolar…Pero ¿Qué pasa cuando el alma se cierra? ¿Qué pasaría si te das cuenta que vives en una mentira? ¿Y si comienzas a hacer estupideces… y luego no sabes cómo arreglarlas? Te pones frenética cometiendo error tras error. Ya no quieres, ya no pues solo necesitas algo. Eso que no tienes, sabes que lo deseas pero es demasiado tarde… claro si te lo propones pudiera mejorar o ¿no?

-Corre, corre.—Grito agitado corriendo. Pero…¿Qué acababa de hacer? Hace tres segundos estaba totalmente convencida de golpearlo y robarle el dinero… pero ahora, que nos venía persiguiendo los policías, no parecía una buena idea. Para nada. Parecía una pésima idea. -Eleonor… corre. —Ya me estaba cansando de correr… había corrido alrededor de unas dos cuadras y… ¡Ahg, Los pies me mataban! Sentí como el chico me tomo de la mano e hiso que corriera a su velocidad. No se como pero de la nada todo el panorama me había cambiado. Ya no estamos en las inmensas calles de Paris.
Ya no corría… ya no sentía mis pies. Estaba acostada en la arena bajo la luz del sol. Voltee a ver a mi lado izquierdo con dificultad, por los rayos del sol.

-Hola princesa. — Y ahí estaba el. Ese chico. Me parecía el chico más hermoso de todo el mundo. Era el mismo con el que corría, solo que ahora estaba más grande. Tenía unos… ¿tres años más? Era todo diferente. Era el mar.
Entrecerré mis ojos viendo al chico de nuevo. No sabia como se llamaba... qué edad tenia, aunque calculándole tenía unos… ¿19?
Abrí la boca para preguntarle cómo se llamaba. No pude. Me sentía mareado, desubicada. Oía mi nombre resonar en mi cabeza... “!Eleonor, Eleonor!” “Te quedaste dormida” ¿Dormir? ¡¿NO estaba despierta?!
Fui abriendo los ojos poco a poco. Sí, no estaba despierta. Sentí algo mojado en la boca. Levante mi cabeza del cómodo refugio que había hecho con mis brazos y me lleve la mano a la boca. Limpie mi boca, efectivo. Tenía saliva.
!Que asco!

-¿Katie? —Fue la primera persona que vi después del sueño más raro. Dios. Ese chico siempre lo veía en mis sueños… era… era tan perfecto. Jamás le había preguntado algo pero si lo había besado. Está bien no me volvería a desvelar un viernes. ¡Es que no había dormido nada!
Y Katie había aparecido de la nada en la mesa donde estaba.
No volvería a desvelarme. Ayer mi hermano mayor, Edward me había asustado y esto no valía la pena. Sonó mi teléfono a la par de la mesa. Lo vi y sin querer una sonrisa se apoderaba de mi rostro. Era Bill.

Continuará...

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